Escardó, Daniel
Daniel Escardó nace en Montevideo (Uruguay) en 1957. Su bisabuelo ingeniero, su abuelo médico, su padre radiólogo, profesor de anatomía en la escuela de bellas artes y con intereses como la arqueología, y el arte. Su madre con intereses en la literatura y la escritura de poesía. Escardó pasa su adolescencia en la clínica de su padre, rodeado de piezas arqueológicas, huesos humanos de estudios anatómicos, la cámara oscura de revelado de radiografías, el laboratorio. Los sótanos de la clínica estaban repletos de viejos aparatos de fisioterapia de lo años treinta. Las bibliotecas contenían abundante material de anatomía y arte.
En la década de los 70 Escardó estudia bachillerato de ingeniería donde descubre su pasión por la geometría del espacio. Mas adelante amplía estos conocimientos con el estudio de programas de manejo de tercera dimensión. Su interés por la fotografía y el video lo llevan a registrar todo tipo de formas vivas estudiando las geometrías biológicas.
Todas estas raíces y tendencias empiezan a fructificar, dando lugar a una muy personal forma de arte. En 1975, comienza su producción de pinturas y dibujos. Sus trabajos iniciales son grandes acrílicos sobre tela, utilizando técnicas que el mismo desarrolla en talleres de investigación.
Durante los años 80 trabaja en técnicas de aerógrafo y turbinas, utilizando pinturas acrílicas que diluidas en grandes cantidades de agua, que hace correr por la tela bajo la fuerza de turbinas. Es durante esta etapa, que también trabaja con factores climáticos, haciendo intervenir la lluvia y el viento. En estos años, obtiene reconocimientos como «El premio de pintura Inca 1986» y el «Premio Elizabeth Rosenfeld». en la Bienal de Gramado 1979, Brasil.
Entre los años 83 y 86 concurre al taller de Guillermo Fernández (uno de los discípulos mas jóvenes de Torres García). En el taller de Fernández Escardó comienza a manejar el sistema lógico-geométrico que el maestro había desarrollado como método de enseñanza. También junto a él analiza los dibujos de Rembrandt, fotografiando pequeñas porciones con lentes macro y generando enormes ampliaciones, rebelando así un sistema de símbolos constructivos con los cuales Rembrandt formaba sus imágenes.
Durante la década de los 90, Escardó depura sus técnicas de pintura y elimina toda la complejidad hasta regresar a la simpleza del pincel y la tinta aplicados sobre tela, dando preponderancia al dibujo realizado a gran velocidad. Surgen aquí los «Dibujos Ambidiestros» una serie de dibujos geométricos utilizando ambas manos.
En 1990 comienza a desarrollar los primeros conceptos de escultura dinámica. Estos sistemas escultóricos se basan en patrones que se repiten para luego formar la estructura general de la obra. Las formas y la geometría que rigen las formas vivientes, comienzan a predominar en toda su trabajo. En 1991 Daniel Escardó gana el «Gran Premio de Escultura Alcan» con su «Dodecahedrom». Esta obra también inicia un particular sistema constructivo y surge aquí por primera vez el concepto similar al del «mecano», que recuerda a ese juego de la infancia.
Los resultados lo impulsan a seguir investigando en estas técnicas de escultura. Luego de un viaje a Norte América durante todo el año 92, regresa a Montevideo donde comienza a perfeccionar el concepto de escultura dinámica desarrollando obras de gran tamaño y realizando la serie de esculturas tituladas «El Zoo Mecanimental» y «Save the Humans». En esta etapa, Escardó incluye en su trabajo el gas de neón y argón insertando este tipo de luz lineal dentro de las estructuras metálicas.
En el año 1996 se dedica al estudio de software para el manejo de objetos en tercera dimensión por medio de computadoras. Esto le permite depurar sus conceptos geométricos, y consigue utilizar estas nuevas tecnologías, aplicándolas en dos diferentes caminos: la escultura y el grabado. La serie de grabados «naturaleza digital» son obras realizadas en 3D-Max un programa de generación objetos de realidad virtual, en el cual Escardó logra crear su propia geometría, para luego envolverla con una piel proveniente de las imágenes de sus pinturas y esculturas. Este manejo de lo virtual en la computadora y a la vez el regreso al trabajo sobre la materia misma, terminan por retroalimentarse y su mundo geométrico comienza a interrelacionarse y enriquecerse cada vez mas.
A principios del 2000, crea un nuevo sistema escultórico, que está integrado por piezas de aluminio realizadas en fundición, pero conservando el concepto de que estas piezas son genéricas y por lo tanto pueden cambiar su función, donde una cabeza puede ser una base, y también lo contrario. Con este nuevo sistema Escardó puede crear obras que debido a su articulación, permiten que una vez construida la escultura, la totalidad de sus partes puedan moverse para modificar su expresión y su postura.
Este nuevo giro da lugar a la serie «Especies en Vías de Aparición», en la que se integran la mayor parte de sus conocimientos anteriores y utilizando para ello, desde la fundición tradicional de la escultura, hasta las técnicas informáticas de vanguardia. Aquí los originales de las obras no son estáticos sino modificables, y esto permite que se introduzcan cambios sucesivos en las nuevas generaciones, donde las esculturas comienzan a comportarse y evolucionar como verdaderas especies biológicas.
Actualmente sus investigaciones lo llevan al desarrollo de grandes estructuras, empleando los conocimientos adquiridos, sintetizando sus formas. Esto de alguna manera lo acerca más a lo geométrico pero sin hacer desaparecer del todo su origen biológico.
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